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viernes, 25 de noviembre de 2011
jueves, 17 de noviembre de 2011
martes, 25 de octubre de 2011
Ojos de Dios
Los ojos de dios (si’kuli) son una pieza sagrada de la cultura wixarika que ha trascendido su región de origen.
Los ojos de dios son símbolos de poder y sirven para ver y para entender las cosas desconocidas.
Cuenta la leyenda que Kauyuma’li, uno de los dioses que dio forma al mundo, pudo ver todo lo que estaba dentro de la tierra y todo lo que estaba por encima de la tierra cuando miró a través de un si’kuli.
El si’kuli es multicolor, tiene forma de diamante y se teje con estambres de colores en sentido diagonal sobre varas cruzadas.
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lunes, 3 de octubre de 2011
I´m happy everyday...
lunes, 26 de septiembre de 2011
Tricoteuses
Las tricoteuses fueron unos personajes de la Revolución francesa: las mujeres que presenciaban las ejecuciones en la guillotina, caracterizadas por hacer punto mientras esperaban.
lunes, 12 de septiembre de 2011
Feliz en mi día
Hasta las cuatro de la mañana haciendo pintitas
con liquid paper sobre los corazoncitos...
Un lindo detalle para regalar...
jueves, 1 de septiembre de 2011
Esto sí que es tejer
Mi bisabuela paterna, Audelina, autóctona de esta tierra, murió con 104 años, entre todas las cosas maravillosas que hacía, tejía, pero TEJÍA, hilaba su propia lana, la teñía, y luego la tejía.
Cuando yo era chica la veía allá en Córdoba, sentada abajo de los pinos, con su huso girando como un trompito, hilando, esto es lo único que recuerdo yo, pero mi papá se acuerda cuando teñia, y cuando tejía con el telar de palo.
Esta manta que todavía está en la casa de mi mamá, la tejió íntegramente ella, en un telar de palo, awanakuna, se llama en quechua.
Cuando yo era chica la veía allá en Córdoba, sentada abajo de los pinos, con su huso girando como un trompito, hilando, esto es lo único que recuerdo yo, pero mi papá se acuerda cuando teñia, y cuando tejía con el telar de palo.
Esta manta que todavía está en la casa de mi mamá, la tejió íntegramente ella, en un telar de palo, awanakuna, se llama en quechua.
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miércoles, 31 de agosto de 2011
viernes, 19 de agosto de 2011
Cerditos
Este cerdito lo hice para mis alumnitos
saqué el molde de una revista
Me costó muchísimo porque no soy experta en estas artes.
Luego de hacer y deshacer y estando más de una vez a punto de revolearlo,
al fin lo logré y este es su resultado
viernes, 22 de julio de 2011
jueves, 16 de junio de 2011
Tazas...
sábado, 7 de mayo de 2011
Tazoveja
sábado, 16 de abril de 2011
jueves, 10 de marzo de 2011
Cajita mía
Cajita mía de Olinalá, palo-rosa, jacarandá. Cuando la abro de golpe da su olor de reina de Sabá. ¡Ay, bocanada tropical: clavo, caoba y el copal! La pongo aquí, la dejo allá; por corredores viene y va. |
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viernes, 18 de febrero de 2011
viernes, 11 de febrero de 2011
martes, 18 de enero de 2011
lunes, 17 de enero de 2011
Inescrupuloso
Actividad del Taller...Minicuento
Pedro se disponía a comerse un suculento huevo frito cuando descubrió la tragedia: la bolsa de las milonguitas estaba vacía. Miró su reloj, apenas faltaban tres minutos para la una del mediodía, si se apuraba llegaría antes de que la panadería cierre y con suerte podría comprar las últimas dos o tres milonguitas que le quedarían a esa hora.
Sin pensarlo dos veces, corrió a la calle, atravesó el jardín y ganó la esquina, cuál no sería su sorpresa cuando casi atropella a Don Esteban, su vecino, que salía de su casa con la misma prontitud que él.
No hicieron falta palabras, cada uno en los ojos del otro divisó el objetivo: hacerse de las últimas milonguitas de la panadería, ambos se miraron como dos gallos de riña, compararon fuerzas y sin mediar palabra alguna emprendieron la carrera.
Don Esteban, a pesar de ser mayor que él, tenía un mejor estado atlético e inmediatamente le sacó casi una cuadra de ventaja. Pero Pedro no se desmoralizó, cuando pasó por la puerta de Doña Rosita, entró al jardincito y al grito de guerra de “en un rato se la devuelvo” se montó en la bici y emprendió nuevamente el camino.
Faltaban apenas una cuadra para llegar a destino y ni noticias de Don Esteban, “claro – pensó riéndose por dentro –con la bici le debo haber sacado dos cuadras de ventaja”
Cuando al fin llegó a la panadería menuda decepción se llevó, ya había cerrado. Golpeó la puerta lo más fuerte que pudo y después de un rato salió Chicho, el ayudante del panadero que le dijo que ya no quedaba más pan, pero que Zoraya su esposa, le daría dos o tres para sacarlo del apuro
Se iba Pedro tan contento por haberle ganado a Don Esteban que no se dio cuenta del gigantesco bache que había delante suyo, cayó desparramado, milonguita de sombrero, y estaba aún tratando de reponerse del golpe cuando se acercó Don Esteban a ayudarlo.
- Pobre Pedro, que golpe te has dado, dejame ayudarte, discúlpame que antes salí tan apurado y ni te salude, es que tenía miedo a que cierre la verdulería, me había preparado un churrasquito y no tenía tomates…visto es que a vos te pasó lo mismo pero con la panadería… vení, vení que doy unos pancitos.
Pedro se disponía a comerse un suculento huevo frito cuando descubrió la tragedia: la bolsa de las milonguitas estaba vacía. Miró su reloj, apenas faltaban tres minutos para la una del mediodía, si se apuraba llegaría antes de que la panadería cierre y con suerte podría comprar las últimas dos o tres milonguitas que le quedarían a esa hora.
Sin pensarlo dos veces, corrió a la calle, atravesó el jardín y ganó la esquina, cuál no sería su sorpresa cuando casi atropella a Don Esteban, su vecino, que salía de su casa con la misma prontitud que él.
No hicieron falta palabras, cada uno en los ojos del otro divisó el objetivo: hacerse de las últimas milonguitas de la panadería, ambos se miraron como dos gallos de riña, compararon fuerzas y sin mediar palabra alguna emprendieron la carrera.
Don Esteban, a pesar de ser mayor que él, tenía un mejor estado atlético e inmediatamente le sacó casi una cuadra de ventaja. Pero Pedro no se desmoralizó, cuando pasó por la puerta de Doña Rosita, entró al jardincito y al grito de guerra de “en un rato se la devuelvo” se montó en la bici y emprendió nuevamente el camino.
Faltaban apenas una cuadra para llegar a destino y ni noticias de Don Esteban, “claro – pensó riéndose por dentro –con la bici le debo haber sacado dos cuadras de ventaja”
Cuando al fin llegó a la panadería menuda decepción se llevó, ya había cerrado. Golpeó la puerta lo más fuerte que pudo y después de un rato salió Chicho, el ayudante del panadero que le dijo que ya no quedaba más pan, pero que Zoraya su esposa, le daría dos o tres para sacarlo del apuro
Se iba Pedro tan contento por haberle ganado a Don Esteban que no se dio cuenta del gigantesco bache que había delante suyo, cayó desparramado, milonguita de sombrero, y estaba aún tratando de reponerse del golpe cuando se acercó Don Esteban a ayudarlo.
- Pobre Pedro, que golpe te has dado, dejame ayudarte, discúlpame que antes salí tan apurado y ni te salude, es que tenía miedo a que cierre la verdulería, me había preparado un churrasquito y no tenía tomates…visto es que a vos te pasó lo mismo pero con la panadería… vení, vení que doy unos pancitos.
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