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domingo, 27 de mayo de 2012

Chaguar

La mujer va al monte y le pide permiso para caminar 4 o 5 km sigilosamente, en silencio, buscando la planta chutsáj (chaguar) también otras variedades, para hacer hilo. Encuentra un lugar donde hay unas bien grandes. Todos su contorno es espinoso, como anzuelos. Junta una cantidad , hace un atado y lo lleva a su casa. Sostiene un extremo con el pie y el otro con sus manos para comenzar a sacarle la fibra. Golpea, lava y seca la materia obtenida. Hace el hilo poco a poco. Todo es una ceremonia, un saber tan antiguo como el tiempo hecho rito de género. Luego va de vuelta al monte a buscar semilla, cáscaras, resina, para hacer tinturas. No cuenta los puntos. Solamente sueña el diseño y lo teje directamente. Termina en un bolso o morral que lleva una sola costura.